La declaración de Koresh (Versículos 1-4)
Ayer leímos sobre la destrucción del Beit Hamikdash en manos de Nevujadnetzar. Desde entonces pasó mucha agua bajo el puente: el imperio babilónico desapareció de las páginas de la historia por obra de Koresh, rey de Persia. Koresh proclamó la emigración de judíos de regreso a su tierra, e hizo posible la construcción del Beit Hamikdash en Yerushalaim.
La primera inmigración (Versículos 5-6)
La declaración de Koresh fue recibida como un milagro increíble, pero en efecto, sucedió. Gente de todas las capas sociales deciden abandonar el exilio y trasladarse a la tierra de Israel para construir el Beit Hamikdash.
La “inmigración” de los utensilios (Versículos 7-11)
Como recordarán, en el relato de la destrucción del Beit Hamikdash en el libro de Melajim II aparecía una amplia descripción del exilio de los utensilios del Beit Hamikdash a la par del exilio del pueblo de Israel.
En nuestro capítulo, cuando los hombres de Yehudá y Biniamín retornan a Yerushalaim, los utensilios del Beit Hamikdash regresaron con ellos: “También el rey Kóresh sacó los vasos de la casa del Señor que Nvujadnesar había sacado de Yrushaláyim, y los había depositado en la casa de sus dioses“ (Versículo 7)
De aquí en adelante nos asomamos a una nueva etapa: el retorno a Tzion y la construcción del segundo Beit Hamikdash. Tampoco en esta época todo resultó fácil, pero sin dudas se trató de una etapa muy positiva en relación a la anterior, sobre la cual estudiamos hasta ahora en el libro Melajim II.