La razón de la fuga de Iaacov (Versículos 1-3)
Iaacov está interesado en abandonar la casa de Labán por tres causas diferentes: la primera, Iaacov escucha las palabras de Labán “Iaacov tomó todo lo que era de nuestro padre y de lo que es de nuestro padre hizo toda esta fortuna” (Versículo 1); la segunda, Iaacov ve que Labán “ya no estaba con él como anteriormente” (versículo 2); y la tercera, ya que Dios se le reveló y le ordenó “Regresa a la tierra de tus padres y a tu patria y estaré contigo” (Versículo 3).
La conversación entre Iaacov y sus mujeres (Versículos 4-16)
Iaacov reúne a sus mujeres y les comparte su decisión de dejar la casa del padre de ellas. Rajel y Leá dicen que también ellas se sienten ajenas en la casa de su padre y finalmente “todo lo que te dijo Dios, hazlo” (Versículo 16). A propósito, durante el curso de la conversación, quedó en claro que el incremento del ganado fue fruto de la ayuda de un ángel Divino que se le reveló a Iaacov.
La fuga de Iaacov (Versículos 17-21)
Después de que sus mujeres le manifestaron su acuerdo, Iaacov decide escapar en dirección a Kenaan. Labán no se da cuenta porque él “había ido a esquilar su rebaño” (Versículo 19). Antes de la fuga, Rajel le roba al padre sus ídolos. Iaacov y su familia escapan rumbo al monte Gilad.
La persecución de Labán a Iaacov (Versículos 22-35)
Al tercer día Labán se notificó de la fuga de Iaacov “Al tercer día le fue avisado a Labán que Iaacov había huido” (Versículo 22) (Comparen con: “El faraón de Egipto fue notificado de que el pueblo había escapado” Libro Shemot, capítulo 14, versículo 5), y Labán persigue a Iaacov y lo alcanza en Gilad. Labán le pregunta a Iaacov por qué se escapó con sus hijas y además, por qué le robó sus ídolos. Labán intenta buscar los ídolos por todos lados, pero no logra encontrarlos ya que Rajel estaba sentada sobre ellos y dijo “estoy con el período femenino” (Versículo 35).
El discurso de Iaacov (Versículos 36-42)
Por primera vez, Iaacov se atreve hablarle a Labán en forma enérgica y lo reprende por su comportamiento. En este discurso, Iaacov “le responde” a Labán en relación a los conceptos por él vertidos en el pasaje anterior y le dice “Hace 20 años que estoy en tu casa, te serví catorce años por tus dos hijas y seis años por tu ganado y tú me has cambiado mi salario diez veces” (Versículo 41). Un duro enfrentamiento.
La realización del pacto (Versículos 43-54)
Labán le responde a Iaacov que “las hijas son mis hijas, los hijos son mis hijos, el rebaño es mi rebaño y todo lo que estás viendo es mío” (Versículo 43) pero de inmediato se calma y le propone a Iaacov hacer un pacto. Iaacov y Labán definen un acuerdo de fronteras mientras el montículo que erigieron da testimonio de ello “Que este montículo sea testigo y que el monumento sea testigo de que yo no pasaré este montículo hacia ti y de que tú no pasarás este montículo” (Versículo 52). Finalmente, Iaacov eleva una ofrenda y realiza una comida familiar.
Editado por el equipo del sitio del Tanaj