El poder del rey y las limitaciones de la persona (Versículos 1-9)
El párrafo se inicia con una suerte de pregunta retórica, elogiando al sabio: “¿Quién es como el sabio? Y ¡quién ha de saber el sentido de la cosa! La sapiencia del hombre ilumina su rostro y la dureza de su semblante se transforma” (Versículo 1). Tras la apertura, el fragmento se divide en dos partes. En la primera parte, Kohelet le da consejos a los sabios que se encuentran ante el rey: “No te precipites para irte de ante su presencia, no te yergas en cosa mala; ya que todo lo que él desea, hace” (Versículo 3) y exhibe su poder: “Porque la palabra del rey es: autoridad, y ¿ habrá de decirle, qué haces!?” (Versículo 4). En la segunda parte, Kohelet presenta las limitaciones de la persona/el sabio, a quien se dirigió anteriormente: “No hay hombre imperador (soberano) en el espíritu, para recluir el espíritu; y no hay autoridad en el día de la muerte y ni hay arma en la guerra; y no habrá de librar la maldad a su autor” (Versículo 8)
Al justo le va mal, y al malo le va bien (Versículos 10-14)).
En este fragmento, Kohelet hace referencia a una de las cuestiones explosivas en la literatura de la sabiduría, la cuestión de la recompensa: “Hay absurdidad que se hace sobre la tierra. Porque hay justos a quienes les alcanza, cual acción de los impíos mientras que hay impíos a quienes les alcanza, cual acción de los justos -pensé que también esto es absurdo” (Versículo 14). Visto y considerando que la recompensa es “absurdidad”, Kohelet llega a la conclusión que hay que santificar la alegría y el placer en la vida: “Y encomié yo la alegría porque no hay mejor para el hombre -bajo el sol- que comer y beber y alegrarse; y ello lo acompañará en su agobio -los días de su vida- que le ha dado a él Elohim bajo el sol” (Versículo 15)
El hombre no lo sabe todo (Versículos 16-17)
Después de los dos párrafos anteriores, Kohelet arriba a la conclusión esperada, según la cual, la persona vive en un mundo limitado y no sabe qué acontecerá: “Observé toda la obra de Elohim, pues no podrá el hombre hallar la acción: que se hace bajo el sol, por causa que se esfuerza el hombre para buscar y no ha de hallar”, y ni siquiera el sabio, podrá saberlo todo: y aunque diga el sabio: ¡saber! no podrá hallar” (Versículo 17).
Redacción: Netanel Szpigel