En el capítulo anterior leímos sobre el envío de los espías desde el desierto de Parán a la tierra de Kenaan, para chequear el estado de la tierra. Los espías que retornaron hablaron mal de la tierra, y mantuvieron una discusión con Kalev quien argumentaba que es posible conquistar la tierra, a pesar de las dificultades.
La reacción del pueblo (Versículos 1-10)
El pueblo escucha los conceptos de los espías y estalla en llanto. Ellos se quejan a Moshé y a Aharón y dicen que hubiera sido preferible quedarse en Egipto en lugar de venir a la tierra, en la cual, de todos modos habrán de morir. Ellos piensan en regresar a Egipto, Moshé y Aharón caen sobre sus rostros, mientras que Iehoshúa y Kalev rasgan sus vestiduras, e intentan convencer al pueblo de que todo estará bien, y que la tierra es buena, pero el pueblo, en reacción a sus palabras, trató de matarlos a pedradas.
Diálogo entre Dios y Moshé (Versículo 11-25)
Dios se dirige a Moshé y le dice: “¿Hasta cuándo Me van a exacerbar, este pueblo? ¿Y hasta cuándo no van a tener fe en Mí?” (Versículo 11) y desea borrar al pueblo de Israel y dejar sólo a Moshé, tal como ocurriera en ocasión del pecado del becerro de oro. Tras una negociación Dios declara “He absuelto según tu palabra” (Versículo 20), pero no renuncia al castigo: la generación del desierto no habrá de ver la tierra.
La reacción de Dios (Versículos 25-38)
Después del diálogo entre Moshé y Dios, ahora llega su reacción oficial contra el pueblo: “Por el número de días -los que han explorado la tierra cuarenta días- por cada día un año, por cada día un año, habrán de soportar vuestras iniquidades cuarenta años; y tendrán conocimiento del haberse apartado de Mí”-todo aquel que sea mayor de veinte años morirá y no verá la tierra, con excepción de Iehoshúa y Kalev Ben Iefuné. Los espías que hablaron mal de la tierra murieron en una epidemia en forma inmediata “Mas Iehoshúa Bin-Nun y Kalev, hijo de Iefuné, sobrevivieron a aquellos hombres, que habían ido a explorar la tierra” (Versículo 38)
Los obstinados (Versículos 39-45)
Moshé transmite estos conceptos al pueblo, y ellos se sumen en duelo. Un grupo del pueblo solicita ascender a la cima de la montaña, en dirección a la tierra de Kenaan a partir de su comprensión de que han pecado. Moshé les pide que no hagan eso “No asciendan, pues el Señor no está entre ustedes, y no sean derrotados ante vuestros enemigos” (Versículo 42) y efectivamente los enemigos vencieron a los obstinados “Descendió el Amalekí y el Kenaaní que habitaba en la montaña aquella, y los derrotaron y los batieron hasta Jormáh” (Versículo 45).
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.