La continuación del tercer intento (Versículos 1-13)
En contraste con las ocasiones anteriores, en las cuales Dios colocó en boca de Bilam las bendiciones, ahora Bilam comprende que “era bueno ante los ojos del Señor bendecir a Israel, él no fue como vez tras vez, al encuentro de sortilegios” (Versículo 1) y en esta ocasión Dios no colocó en su boca las palabras sino que “le sobrevino el Espíritu de Elohim” (Versículo 2). Bilam bendice al pueblo de Israel como en las veces anteriores, con bendiciones generales como “Cuán bellas son tus tiendas Iaacov, tus moradas Israel” (Versículo 5) y también con bendiciones de fortalecimiento frente a los enemigos “Dios, el que lo saca de Egipto, cual vigor de búfalo es para él. Él consumirá a las naciones, a sus adversarios, y sus huesos Él quebrantará y sus saetas Él fragmentará” (Versículo 8). Parece ser que Bilam entendió perfectamente que no es conveniente maldecir al pueblo de Israel ya que “Los que te bendicen, son bendecidos, y los que te maldicen, son maldecidos” (Versículo 9). Balak se enoja en respuesta a las bendiciones de Bilam, y le ordena a Bilam “y ahora lárgate a tu comarca” (Versículo 11), y una vez más, Bilam se disculpa ante Balak: “Ciertamente también a tus emisarios, los que me habías enviado, les he hablado diciendo: aún si me diera Balak su casa llena de plata y oro, no puedo transgredir el mandato del Señor, para hacer mal o bien de mi propia voluntad, lo que hable el Señor, ello habré de hablar” (Versículos 12-13).
La profecía del final de los días (Versículos 14-24)
En este pasaje Bilam pronuncia un discurso que deja en claro el vínculo entre el pueblo de Israel y los otros pueblos. Comienza su discurso con la fortaleza de Israel y la debilidad de Moab “Lo veo, pero no ahora, lo diviso, pero no cercano. Surge una estrella desde Iaacov, y se levanta un cetro desde Israel, fragmentará los confines de Moab, y derruirá a todos los hijos de Shet” (Versículo 17). Luego de ello, pasa a describir a Edom y Amalek, siendo que el destino de ambos es muy similar. Con respecto al Keiní, él profetiza un futuro esplendoroso “Recio es tu asentamiento, y puesto en la roca está tu nido” (Versículo 21) y al final él menciona otras naciones “y los navíos vendrán del lugar de los Kitim, y oprimirán a Ashur y oprimirán a Ever, mas también él irá hacia la perdición” (Versículo 23)
El episodio concluye con la separación de Bilam y Balak: “Se levantó Bilam, se fue y regresó a su lugar, y también Balak partió hacia su camino” (Versículo 25).
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