En épocas de destrucción, los bosques toman el control de las áreas agrícolas. La ventaja de ello es, que hay suficientes árboles para construir las Sucot.
“Toda la congregación de los que habían regresado del exilio hicieron Sucot y habitaron en ellas. Pues los hijos de Israel no habían hecho de esta manera desde los días de Yehoshua bin Nun, hasta aquel día. Y hubo un regocijo muy grande” (versículo 17)
¿Por qué motivo se alegraron tanto? ¿Y por qué no construyeron Sucot en el pasado, mientras que en la época de Nejemiá pudieron construir Sucot?
En el período del primer Beit Hamikdash, e incluso antes, al estar el pueblo de Israel en su tierra, la agricultura era desarrollada muy intensamente. En esa época, había una marcada escasez de madera para la construcción. En esos días de escasez de madera, sólo algunos podían permitirse la construcción de una estructura provisional como la Sucá.
Un cambio radical se registró en el paisaje de la tierra tras el exilio de las diez tribus y la destrucción del primer Gran Templo. A pesar de que sobrevivieron los “viticultores”, y se asentaron en ella los Shomronim, Amonim y Moabim, estos habitantes no lograron preservar la cultura agrícola, en particular, la agricultura de montaña, que ya había sido destruida en las campañas de guerra previas a la destrucción. Esta situación resuena en la profecía de Irmiahu y Yejezkel, y especialmente, en los conceptos de los profetas del retorno a Tzión. En esa época de destrucción, la siembra y el plantado fueron abandonados, y en su lugar comenzaron a desarrollarse arbustos y árboles del bosque. En otro sitio, ya hemos planteado la concepción de que en períodos de paz no había bosques en Israel, no en los tiempos bíblicos, ni después, en la época de la Mishná y el Talmud. Sólo en los tiempos de destrucción y exilio, los bosques volvieron a tomar el control de los campos, como lo menciona el profeta Hoshea: “Y devastaré sus vides y sus higueras…y las convertiré en bosque” (Capítulo 2, versículo 14)
Ahora, en la época del retorno a Tzión, cuando los residentes llegados de Bavel no lograron rehabilitar la agricultura de montaña, se desarrollaron arboledas y bosques en lugar de las plantaciones abandonadas.
Nos parece apropiado, realizar una observación sobre un hecho interesante, y es que en el texto bíblico aparece tres veces la orden de ascender a la montaña y talar los árboles, y todas fueron expresadas en épocas de conquista y de destrucción de la agricultura. La tercera ocasión se da en los tiempos de Nejemiá: “Salgan al monte y traigan ramas de olivo…” (Versículo 15). Y aquí aparece la declaración: he aquí tienen un monte con plantaciones totalmente abandonadas y lleno de árboles, sólo tienen que talarlos, y con esa madera construir las Sucot.
Aparentemente, la alegría destacada en nuestro capítulo, la alegría que tuvieron los hijos de Israel tras la construcción de las Sucot con los árboles del bosque, tiene su origen en el hecho de que esos habitantes que tenían seguramente viviendas primitivas, pudieron construir un “barrio” relativamente amplio aunque provisional. Por lo tanto, esta abundancia de maderas para la construcción de las Sucot, no se había registrado en la tierra de Israel, desde la época de Yehoshua Bin Nun, y es posible que a eso hizo referencia el texto: “no habían hecho de esta manera desde los días de Yehoshua bin Nun”
Editado por el equipo del sitio del Tanaj.