Ser personas con capacidad de escucha

Ser personas con capacidad de escucha

Nuestro capítulo comienza con la palabra “Vaishmá” (“Y escuchó”). La escucha continúa figurando a lo largo de toda la sección. La predisposición de escuchar y prestar atención a todo nuestro entorno, es muy importante. Sólo aquel que escucha puede también hablar y sus conceptos son escuchados.


 

Itró escucha acerca de los milagros ocurridos al pueblo de Israel, y se da cuenta de la magnitud de esta maravillosa realidad. Esto es lo que lo atrae para adherir al pueblo de Israel y unirse a ellos. Esto no es para nada obvio. Podemos suponer que la versión  acerca de los grandes milagros en Egipto, en el mar y en la guerra con Amalek, repercutió y se propagó por todo el mundo. Pero en la práctica, esto no atrajo al mundo todo hacia el pueblo de Israel. Esto, debido a que la capacidad de escuchar y darse cuenta de la magnitud de la realidad y de su significado elevado, no está al alcance de todos. Existe un “porcentaje de bloqueo” que generalmente impide maravillarse de la grandiosidad del suceso. El análisis pormenorizado de todo evento, disminuye la impresión de la grandiosidad de los milagros.


 

La capacidad de escuchar y de encontrarnos con los hechos tal como son, en toda su dimensión, era la cualidad singular de Itró. En la continuidad del capítulo encontramos la escucha de Moshé a las palabras de Itró: “Escuchó Moshé la voz de su suegro e hizo él todo lo que le había dicho“(Versículo 24). Hay aquí un mensaje importante que nos enseña nuestra sagrada Torá, de que todo aquel que sabe escuchar-es escuchado. Quien tiene la facultad de la escucha, sus palabras tienen efecto.

 

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Hay un versículo maravilloso en el libro “Mishlei” (“Proverbios”) que refleja esta idea: “El testigo falaz perecerá, pero el hombre que testifica lo que había escuchado podrá hablar siempre“(Mishlei capítulo 21, versículo 28). ¿Cuál es el significado de la expresión: “Testigo falaz“?. Hay personas que se ven sólo a sí mismos. No tratan de escuchar a las generaciones anteriores ni abrevan agua de la fuente basada en los pilares de lo construido en el pasado. Por eso son denominados “Falaces“, ya que no abrevan de la fuente de agua viva sus conceptos. Para su concepción la realidad comienza a partir de ellos y no hay nada con excepción de ellos. Es así que en el momento en que las aguas de este “testigo falaz“  se acaban, él se convierte en un falaz. Toda su existencia, es temporal y pasajera. Desde el momento en que él se torna falaz , se transforma en insignificante.

 

Pero no es esa la senda del hombre que escucha. Para él las cosas son exactamente a la inversa. Sus fuentes, son las fuentes de agua viva. El hombre que escucha, es un hombre que sus fuentes abrevan de la sólida base del pasado.  Su vida está apoyada en la receptividad de las bases construidas en las generaciones anteriores. El hombre que escucha, sabe también recibir de un mundo superior. Él comprende que existen mundos grandes y profundos en las insondables alturas más allá de lo que está al alcance de la mirada estrecha y egoísta del “testigo falaz “. Pues es apropiado que el hombre que escucha, hable por la eternidad.

Para que aquellas cosas en las cuales nosotros queremos hacernos escuchar e influir en beneficio del mundo, dejen una impronta eterna, debemos saber escuchar la realidad y recibir de ella. No vivir solamente el instante y acorde a nuestra estrecha mirada, sino saber prestar atención a la infinita grandeza de los mundos superiores y mirar la profundidad de la realidad.


Editado por el equipo del sitio del Tanaj 
Gentileza de la Academia Rabínica "Maalot Iaacov"

 

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