Un pueblo que mora en soledad

Un pueblo que mora en soledad

Bilam hace referencia a la cualidad singular del pueblo de Israel a lo largo de las generaciones: “He aquí un pueblo que mora en soledad y entre las naciones no es considerado” (Versículo 9). También en nuestra generación hay quienes piensan que es posible difuminar la singular identidad del pueblo de Israel y asemejarse a otras naciones, pero la respuesta es que ello es imposible.

“Pues desde las cumbres de la peña lo veo, y desde las colinas lo diviso. He aquí un pueblo que mora en soledad, y entre las naciones no es considerado” (Versículo 9).

El inicio del versículo, “Pues desde las cumbres de la peña lo veo y desde las colinas lo diviso”, hace referencia, según el Midrash citado por Rashi, a los patriarcas y matriarcas del pueblo de Israel. Y no obstante, el hecho de que el pueblo de Israel esté separado de los pueblos, tiene su origen ya en la época de los patriarcas. Lazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria explicaron que Abraham fue denominado “Abraham el Hebreo”, debido a que “todo el mundo se halla de un lado, y él se encuentra en el otro”. Y desde entonces y hasta la actualidad, los hijos de Abraham, el pueblo de Israel, permanecieron separados y diferenciados en relación al resto de las naciones del mundo.

Esta separación tiene dos facetas. Por un lado, el mundo espiritual y valorativo de nuestro patriarca Abraham y de sus seguidores es distinto al del resto de la población mundial. Y por otra parte, Dios mismo generó separación entre Abraham y su descendencia y el resto de las naciones, al haber elegido precisamente a Abraham y a los hijos de Israel a fin de revelarse ante ellos, y no ante otros pueblos.

La percepción de particularidad y separación de todas las naciones no existe sólo en el plano ideológico, sino también a nivel existencial. Los judíos, en todo lugar, se sienten diferentes y separados de su entorno.

La Guemará en Shabat 156a establece que “no hay Mazal para Israel”. Puede comprenderse que la intención de la Guemará es que todas las naciones del mundo están protegidas por ángeles y enviados de Dios, y sólo el pueblo de Israel es atendido y protegido por Dios.

Alternativamente, se puede explicar, que el pueblo de Israel no se conduce ni actúa según los principios tradicionales de la historia, sino a partir de un cuerpo de reglas diferente. Diversos historiadores ya han sostenido, que de acuerdo a las reglas usuales de la causalidad, el pueblo de Israel debería haber desaparecido desde hace tiempo, y su mera existencia es contraria a todas las reglas de la historia.

En la última generación se oyen voces que intentan difuminar la singularidad del pueblo de Israel entre los pueblos. En este marco, están aquellos que hacen un llamamiento para abandonar la particular cultura del pueblo de Israel, que supuestamente es estrecha y acotada, y adoptar enfoques más universales y modernos. Más allá de ello, hay líderes que aluden al “nuevo Medio Oriente”, en el cual el Estado de Israel se incorporará al escenario general de la región.

Esta propuesta es inviable. El Estado de Israel puede, no obstante, cooperar con otras naciones en diversas disciplinas, sin embargo, nunca logrará insertarse plenamente entre sus vecinos, ya que la singularidad básica del pueblo de Israel entre las naciones no se lo permite. Por lo tanto, la singularidad del pueblo de Israel entre los pueblos existe, tanto en la actualidad como en el final de los días, tanto en el sentido histórico como en el meta-histórico.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj.

Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion".

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