¿Cómo es posible explicar el retorno inmediato de la gente de Ninvé a la buena senda, haciendo Teshuvá, y cuál es la relación entre ellos y la gente de la nave en el capítulo 1? El Prof. Uriel Simon propuso una explicación brillante de la significativa influencia de las palabras de Ioná sobre la gente de Ninvé. Ioná no predicaba en el portón de acceso a la ciudad, él iba y golpeaba la puerta de cada casa, y en todo lugar donde le abrían, decía: “Cuarenta días más y Ninvé será trastocada” (Capítulo 3, versículo 4)
Se requerían tres días para pasar por todas las casas de la gran ciudad, pero luego de un día, ya se expandió el rumor por toda la ciudad, y el pánico no fue menor al vivenciado por la gente de la nave. El paralelismo entre la gente del barco y la gente de la ciudad (Capítulo 1 frente al capítulo 3) es mayor, si sabemos que el nombre “Ninvé significa “Nun” (pez) en un “Navé” (un sitio agradable), y su ilustración antigua muestra un palacio a orillas del rio (Tigris) y un pez en el río. El pez y la nave, y por el otro lado, Ninvé.
La gente de la nave, personas paganas ingenuas, aprendieron de Ioná la reverencia a D-s (la fe). Y la gente de Ninvé, idólatras malvados, aprendieron la fe y la Teshuvá, el retorno a la buena senda, sin aguardar al rey: “Pero creyeron los hombres de Ninvé.Y convocaron a un ayuno, se recubrieron con sacos, desde los más grandes a los pequeños” (Capítulo 3, versículos 5-9)
Los reyes tienen la costumbre de exagerar, y el rey de Ninvé agregó un ayuno para las bestias, para que su clamor llegue al cielo, pero también agregó el principio moral: “Y que retornen cada hombre de su camino malo y de la injusticia que está en las palmas de sus manos, Quién sabe, retorne y se arrepienta Elohím y apacigüe Su ira y no perezcamos”
En el primer capítulo hemos aprendido la reverencia a D-s (la fe). En el segundo capítulo aprendimos sobre la fuerza de la plegaria desde los abismos de la desesperanza. En el tercer capítulo aprendimos acerca de la fuerza de la Teshuvá, el arrepentimiento y retorno a la buena senda, cuando nos hallamos al borde del precipicio, y no es el ayuno aquello que determina, ni tampoco la plegaria, sino la reparación de las acciones.
El Tanaj tiene la tendencia de describir a “D-s” como aquel que se arrepiente, incluso en referencia a la creación del ser humano (Bereshit, Génesis, capítulo 6, versículo 6) y también en relación a los decretos de exterminio y de cólera. Los filósofos no entienden esto, pero los creyentes comprenden que hay una esperanza.
Escuché de él que este era el texto para la plegaria del ayuno en Iehudá (Ioel, capítulo 2, versículo 14).
Gentileza sitio 929.