Una lágrima silenciosa

Una lágrima silenciosa

En nuestro capítulo, Kohelet describe la lágrima de los oprimidos que no tienen consuelo. Los Sabios, con su característica sensibilidad, contemplaron y sintieron esta lágrima.

Entre las diversas “visiones” del relato de Kohelet (“pero volví yo, y observé”) hay una lagrima que cautiva la mirada. Ínfima, pequeña, como oculta “pero volví yo, y observé todas las extorsiones que se hacen bajo el sol, y he aquí  la lágrima de los extorsionados y que no tienen quien los consuele, y poder hay en manos de los que los extorsionan con fuerza, y no tienen ellos quien los consuele” (Versículo 1).

Según la costumbre del mundo, la lágrima, es el pan del que llora.  Y cuando se refiere a llanto, por lo general, el mismo es escuchado. No solo visto. No ocurre lo mismo con “la lágrima de los extorsionados”. La lágrima, sólo es vista, pero su sonido no es oído. Es una lágrima silenciosa.  

Y la misma es tan “pobre”, que el texto enfatiza una y otra vez, en dos ocasiones: “y no tiene quien la consuele”. Está ubicada en un ángulo, y solo será vista por los que tienen una buena visión. Como dijeran Jazal, nuestros Sabios de Bendita Memoria: “La pobreza se encamina tras el pobre” (Baba Batra 174b). y si la sabiduría del pobre es despreciada, no es lo que sucede con su lágrima.

A pesar de que se trata de un extorsionado, y tal vez, precisamente por ello, los Sabios Rishonim-cuya grandeza se halla en su sensibilidad “para rescatar al extorsionado (oprimido) de manos de su opresor”, ellos ven y perciben esta lágrima.

Hay quienes relacionan este versículo con el bastardo, un bebe producto de relaciones maritales prohibidas, y l es colocada una mancha en su frente de por vida, sin haber hecho nada malo. Y así dijeron en el Midrash:

“Las madres de estos bebés cometieron un pecado, y a estos miserables, los bastardos, se les impide aproximarse a la comunidad. Es su padre el que transgredió, ¿Qué es lo que hizo el bebé? (Vaikrá Rabá, fragmento 32).

Otros contemporáneos no solamente vieron la lágrima de los oprimidos sino también de las oprimidas, y asociaron este versículo con todas esas mujeres “agunot” (cuyos maridos han desaparecido o no han regresado de una guerra) o aquellas que no reciben el divorcio, que lloran, pero no tienen quien las consuele.

De todos modos, debe prestarse atención: aquí no se trata de lágrimas de oprimidos, sino de una lágrima. Una lagrima. Solitaria. Silenciosa. Como esa lagrima en la mejilla del joven que llora en la fotografía de la estación central de autobuses.

Una lágrima, que aunque no tenga sonido, su voz se escucha hasta el fin del mundo, y nos insta a todos-a partir de un llamamiento permanente-a hallar un curativo para todas las extorsiones que se hacen bajo el sol.

Editado por el equipo del sitio del Tanaj

Gentileza sitio 929.

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