La gravedad de la prohibición de cobrar interés radica no sólo en una cuestión de justicia y rectitud, sino incluso previo a ello-en la cosmovisión que subyace en la base del interés.
El Midrash describe la gravedad de la prohibición de cobrar interés con una parábola:
…”Pobre de aquel que cobre interés. ¿Qué se ha dicho en referencia a esa persona? –“Con interés ha entregado y con interés ha cobrado, y vivir no habrá de vivir”.
Es similar a la parábola del rey que abrió su tesoro a otra persona. Con ese tesoro comenzó a contabilizar a los pobres, a matar a las viudas, a avergonzar a los carenciados, a quitarles la ropa a las personas y dejarlas al desnudo, y cometió actos de violencia y hurto y lo colma de mentira, y pierde el tesoro del rey. Del mismo modo Dios-abre sus tesoros y le concede a las criaturas de su dinero y su oro…comenzó el pobre solicitando un préstamo del rico-y éste le cobró interés…Dios le entregó un dinero verdadero y éste lo transforma en mentira tal como está citado: “Ustedes sembraron maldad, cosecharon crímenes”, por ello habrán de morir, como fuera dicho “Cuando pase el torbellino, ya no existirá el inicuo”. Por eso Dios advierte en la Torá: “Si plata prestares a Mi pueblo”, y no te paga…es suficiente que yo lo denomine a él malvado…” (Shemot Rabá 31, 15).
Según la concepción instalada a nivel mundial, el patrimonio de una persona es de su propiedad, y ella lo maneja de acuerdo a su criterio, ya sea buena o mala manera, y nadie puede protestarle, ya que es de él y entonces ¿quién puede indicarle lo que debe hacer”
Muchas personas, con su patrimonio, realizan buenas acciones. Ayudan y donan, desarrollan y crean. Pero a diferencia de ellos, están aquellos que utilizan su patrimonio de mala manera, a veces incluso desde el principio y conscientes de ello. Visto y considerando que el patrimonio está en su poder-no hay ningún impedimento para ello. Así se comporta una persona con su patrimonio material, y así también lo hace con su patrimonio espiritual. Sus aptitudes, capacidades y demás componentes de su personalidad- son suyos, y él los hace como propios.
El Midrash destaca que la verdad es diferente. De hecho, todos nos nutrimos del tesoro del rey. A veces no lo percibimos, y a veces no lo queremos ver- pero así son las cosas. Aquel que presta dinero con interés, da un paso más hacia abajo: no sólo que toma su patrimonio como perteneciente exclusivamente a él, sino que concluye de ello que le está permitido perjudicar al otro y oprimirlo en su pesar. No contempla que hay un ojo que lo observa desde arriba, y considera como si no tuviera un tesoro del rey.
Al respecto, el versículo señala: “el que prestar a interés y tomara usura-vivir no habrá de vivir” (Iejezkel capítulo 18, versículo 13) (la vida de esta persona, aunque aparentemente se refleje como el momento cumbre de su vida, ya que crece y progresa-no tiene existencia, no tiene continuidad ni tampoco frutos. “Vivir no habrá de vivir”
Editado por el equipo del sitio del Tanaj
Gentileza del sitio VBM de la Academia Rabínica "Har Etzion"