Linea de tiempo
Números
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1
El censo de las tribus
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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2
El ordenamiento de las tribus por banderas
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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4
Censo de los Leviim (a partir de los treinta)
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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5
Mitzvat Sotá
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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6
El Nazir (Nazareno); La bendición de los Cohamim
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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7
Las ofrendas de los dignatarios
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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8
El candelabro, consagración de los Leviim
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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9
Pesaj Shení; orden de los traslados
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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10
Trompetas;el traslado desde el monte Sinai
Los preparativos para la travesía desde el monte Sinai
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11
Los quejosos y deseosos
La travesía en el segundo año
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12
El pecado de Miriam y Aharón
La travesía en el segundo año
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13
Los espías y los "Maapilim"
La travesía en el segundo año
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15
Preceptos
La travesía en el segundo año
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16
Koraj y su congregación
La travesía en el segundo año
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18
Preceptos de los Cohanim y Leviim
La travesía en el segundo año
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19
Leyes de la vaca roja
La vaca roja
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20
La muerte de Miriam y Aharón; Quejas y guerras
La travesía en el año cuarenta
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22
El episodio de Balak y Bilam
Las llanuras de Moav
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25
El pecado de Pehor y el acto de Pinjás
Las llanuras de Moav
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26
Censo de las tribus
Las llanuras de Moav
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27
Las hijas de Tselofjad; el cambio de Moshé por Iehoshúa
Las llanuras de Moav
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28
Los sacrificios adicionales
Las llanuras de Moav
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30
Violación de promesas
Las llanuras de Moav
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31
La guerra contra Midián
Las llanuras de Moav
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32
Las dos tribus y media
Las llanuras de Moav
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33
Los traslados de los hijos de Israel
Las llanuras de Moav
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34
Las fronteras de la tierra y los dignatarios que heredan las parcelas
Las llanuras de Moav
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35
Ciudades de refugio de los Leviim
Las llanuras de Moav
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36
Las hijas de Tselofjad y la tribu de Menashé
Las llanuras de Moav
Números 33 Versículo 1
“El relato minucioso de los desplazamientos de los hijos de Israel por el desierto nos recuerda
las bondades de D’s. A pesar de haber decretado El que el pueblo vagaría por el desierto
cuarenta años, solamente hubieron de desplazarse en cuarenta y dos oportunidades durante
todo este período...” (Rabbenu Bejayé Ben Asher).
Este comentario nos abre la puerta alas variadas interpretaciones de nuestros sabios para
explicar la repetición, aparentemente “innecesaria”, que hace la Toráh con respecto a estos
desplazamientos.
Maimónides, en su libro “Guía de los Perplejos”, Parte III, Capitulo 50, dice literalmente:
‘Por consiguiente, cuando hayas de ver relatos en la parte no legislativa de la Toráh, te
parecerá, en ocasiones, que tal o cual no era necesario incluirlo, o que contiene amplificaciones
o repeticiones; la razón es que tú no has sido testigo de los pormenores que motivan la
mención de tales detalles. Así ocurre con la nómina de los desplazamientos del pueblo de
Israel por el desierto (Números 33)-A primera vista, pudiera parecer que se ha relatado una
cosa completamente inútil, y es para anular esa idea errónea que pudiera concebirse, que la
Toráh dice:
Inscribió Moshéh sus partidas para sus movimientos, por Mandato de Adonai... (Números 33:2).
Esto es de imperiosa necesidad, pues todos los milagros son ciertos para quien los presencia;
en cambio, para la posteridad se convierten en simples relatos y para quien los escucha es fácil
desmentirlos. Sabemos que es imposible e inimaginable que un milagro se mantenga firme y
constatable por todos los hombres en el transcurso de todas las generaciones. Pues bien, uno
de los grandes portentos referidos por la Toráh, es la permanencia de Israel durante cuarenta
años en el desierto, en el que hallaron el “man”, todos los días. Como afirma la Escritura, en
ese desierto había: “serpientes abran- doras y escorpiones, aridez y falta de agua...”
(Deuteronomio 8:15). Eran parajes muy alejados de países poblados, inapropiados para la
naturaleza del hombre: “...No es lugar de siembra ni higuera ni vid ni granada; ni siquiera agua
hay para beber...” (Números 20:5). El Tanáj también llama a esos lugares: “...Una tierra por
donde no ha transitado hombre alguno, ni ha habitado en ella persona alguna”. (Jeremías 2:6).
Durante la travesía por el desierto: “..Pan no habéis comido, ni vino ni licor habéis bebido”
(Deuteronomio 29:5). Todos estos son portentos grandes, manifiestos y visibles; y como D’s.
Altísimo sabía que en un futuro se podría dudar de ellos - como se duda de los demás relatos -
pensándose que Israel había permanecido en un desierto cercano a algún lugar habitado,
donde el hombre puede sobrevivir. Semejante a esos desiertos que hoy habitan los árabes, o
parajes en los que se puede labrar y cosechar, o alimentarse con cierto tipo de plantas o que
era propio de la naturaleza del “man” caer en tales lugares permanentemente, o que en ellos
había pozos de agua. Por eso, borró todos estos pensamientos y reforzó el tema de todos los
portentos, al esclarecer la Toráh cómo fueron los desplazamientos de Israel por el desierto,
para que las generaciones futuras puedan reconocer la grandeza del milagro, por el cual seres
humanos deambularon por aquellos parajes durante cuarenta años.
Por la misma razón Iehoshúah declaró anatema permanente contra aquél que reconstruye la
ciudad de Ierijó Iehoshúah 6:26), para que el portento quede firme y permanente para todo aquél
que viera aquella muralla hundida en la tierra. Quedará claro que no se trataba de una
edificación destruida, sino de una muralla hundida en la tierra por un Portento.
Igualmente cuando la Toráh dice: “.Por el Mandato de Adonai ellos acampaban y por el
Mandato de Adonai ellos se desplazaban...” (Números 9:20), ello podría bastar para el relato,
pareciendo, a primera vista, innecesario agregar: “Y al permanecer la nube sobre el
Tabernáculo muchos días...” (Números 9:19); a veces permanecía la nube...” (Versículo 21);
“...O dos días, o un mes, o un año...”. (Versículo 22).
Pero voy a hacerte saber la razón de todos estos detalles, que es confirmar aquel asunto para
desvirtuar al pensamiento de las naciones de entonces y que perdura hasta el día de hoy, a
saber: que los hijos de Israel se habían extraviado y no sabían qué camino tomar, como dice el
versículo (palabras del Faraón): “...Extraviados están ellos por la tierra...” (Exodo 14:3). Hasta el
día de hoy los árabes llaman a aquel desierto “El Extravío”, imaginando que tal había sido el
caso de los hijos de Israel. Por eso la Escritura aclara que aquellos desplazamientos eran
irregulares, ya que a veces se retrocedía, y que la duración de la permanencia en cada
estación no era la misma (ya que en un lugar permanecieron dieciocho años, mientras que en
otro sólo un día y en otro sólo una noche). Todo por Mandato Divino, no por mero extravío en el
camino, sino que dependía de la elevación de la columna de nube. Por eso se consignan todos
aquellos detalles. Además la Toráh había aclarado que el camino entre el Monte Joréb y
Kadésh Barnéah, en el límite de la tierra habitada, era un camino cercano, conocido y
transitado. Y esa distancia se cubre en once jornadas, como reza el versículo: “...Once días
desde Joréb por el camino del Monte Sehír - hasta Kadésh Barnéah -...“ (Deuteronomio 1:2), y
no es por lo tanto, un camino donde se pueda extraviar alguien durante cuarenta años. La
razón verdadera de esa “permanencia” es la que escribe la Toráh. Y así habrá de ser siempre
que ignores la razón perla cual se narra algo en la Toráh; has de saber que hay una razón
sólida.
Y en todos los casos debe aplicarse el principio que nuestros sabios, de bendita memoria, nos
han hecho observar, cuando interpretan el versículo que dice: “...Pues no es una cosa vacía
para vosotros” (Deuteronomio 32:47) acotando:
“Si la cosa es vacía, es solamente por vuestra causa, ya que no sabéis interpretar”. (Talmud
Ierushalmi. Tratado Peah 1, 1).
Números 33 Versículo 2
Este orden invertido de los conceptos “movimientos” y partidas”, es explicado por Rabbi
Shelomóh Aharón Ben Efraim, autor del libro “Quelí Iakár”, quien dice que a veces, el
desplazamiento se hacía progresando en el camino, o sea marchando desde un punto de
partida hasta la llegada, a la estación correspondiente; otras veces se marchaba en retroceso,
desde el punto alcanzado regresando nuevamente hacia el punto de salida. De allí el uso
indiscriminado de los términos.
Desde la óptica de la historia judía, algunos comentaristas interpretan en nuestro pasaje los
desplazamientos del pueblo judío, no a través del desierto de Sinai, sino a través del “desierto
de las naciones” (Iejezkél 20:35), y así Rabbenu Bejayé divide el versículo en dos partes:
“Inscribió Moshéh sus partidas para sus movimientos...”, referencia a la salida o partida de
Egipto, mientras que el segundo hemistiquio: “Y estos son sus desplazamientos desde sus
partidas”, hace referencia al futuro por venir, cuando el pueblo judío - por Mandato de Adonai -
salga del desierto de la opresión y de la aridez que genera la incomprensión que nos profesan
muchos pueblos de la tierra.
Opiniones similares han sido expresadas por los autores de Tseror Hammór” y “Minjáh
Beluláh”, entre otros.
Números 33 Versículo 3
“Al día siguiente de haber sacrificado el “korbán Pésaj”, lo que ocurriera al atardecer del día
catorce del mes primero. Al día siguiente, día quince, salieron de Egipto”. (Rabbenu Bejayé
Ben Asher).
Jizzekuni comentando Levítico 23:8, nos recuerda que sólo a la víspera de esta celebración y la
primera noche, se llama Pésaj, por el sacrificio que lleva ese nombre, mientras que el resto de
la celebración - a partir de la primera noche - recibe el nombre de “Jag Ha-Matsot” - la
festividad de los panes ácimos -.
Números 33 Versículo 4
Estaban sumidos en duelo y seguramente no prestaron atención a la liberación de los hijos de
Israel, quienes, por otra parte, estaban saliendo con poder triunfante. (Basado en Rashi).
Números 33 Versículo 7
Posible alusión a la columna de nube que guiaba al pueblo de Israel, de ahí que el verbo figure
en singular. (Basado en Iba Hezra).
Números 33 Versículo 38
En el calendario hebreo actual corresponde a Rosh jodesh Ab - primer día del mes de Ab -.
Moshéh Rabbenu falleció el día siete del duodécimo mes del año - hoy llamado Adar -, siete
meses y siete días después de su hermano Aharón.
Números 33 Versículo 40
“Alusión a la batalla librada contra ese pueblo, en la montaña de Hor”. (Ibn Hezra). (Véase
Números 21 y s.s.).
Números 33 Versículo 44
Según Rashi, estos nombres significan “ruinas y montículos de escombros”.
Números 33 Versículo 49
“Meseta desde cuya cumbre-se dominaba el desierto. (Números 21:20). Allí D’s. ordenó a
Moshéh prevenir a Israel acerca de su comportamiento futuro con los habitantes de la tierra de
Quenahán, ya que estaban próximos a cruzar la frontera”. (Ibn Hezra).
Números 33 Versículo 51
Abarbanel recalca que aun cuando la vida de Moshéh ya llegaba a su fin, D’s. le asigna
misiones a cumplir, todas con referencia al futuro asentamiento de los hijos de Israel en la
Tierra Prometida. Enumera cinco puntos relevantes de la misión que Moshéh deberá cumplir
antes de morir: 1) planificar la conquista de la tierra, prestando atención al aspecto espiritual
que implicaba la conquista; o sea, la destrucción de ídolos y fetiches y la expulsión de los
habitantes paganos e idólatras junto con sus aberraciones. 2) Establecerlas fronteras de la
tierra, a lo largo ya lo ancho. 3) La división de la tierra entre las tribus de Israel, a cada uno su
parte. 4) Separar ciudades para residencia de los leviím, que eran de la misma tribu que
Moshéh. 5) Separar ciudades de refugio, en la tierra de Quenáhan, como ya había hecho
allende el río Iardén.
Según Abarbanel, todo esto se debería al estado de preocupación y tristeza que embargaba a
Moshéh, al llegar a los límites de la Tierra Prometida.
“Ya que él pensaba: ‘Tanto trabajé y me fatigué por este pueblo; lo saqué de Egipto, lo conduje
por el desierto cuarenta años, y llegué hasta la ribera del río Iardén, pero no tengo el mérito de
cruzarlo para asentarse ahí. Y será otro hombre quien lo hará. Yo cuidé la higuera, pero no
comí su fruto. Iehoshúah, mi asistente, comerá su fruto, y la tierra portará su nombre porque
será él quien la libere del poder de los pueblos, y se la dará por posesión a Israel. Y mi nombre
no será más mencionado en la tierra’”.
Números 33 Versículo 52
La idea central de este pedido es la de prevenir la reincidencia en la idolatría. Los pueblos que
habitaban la tierra de Quenáhan deberán ser desterrados (no aniquilados) para evitar la
imitación del culto a sus ídolos. Esta prevención ya había sido expuesta en Éxodo 23:24 y 34:12,13.
Números 33 Versículo 53
Este versículo, aparentemente una repetición del anterior, es interpretado en forma distinta por
Rashi y Rambán.
Rashi dice: “Despoblar la tierra de sus habitantes y sólo entonces podréis perdurar en ella; pero
si no lo hacéis, no podréis perdurar en ella”
Por su parte, Rambán expresa: “En mi opinión se trata de una “mitsvát haséh” -precepto por
comisión -. Pues está ordenado a los hijos de Israel que se asienten en la tierra y la posean, ya
que El se la ha otorgado a ellos; por lo tanto, que no desdeñan la heredad de Adonai. Pero si
se les va a ocurrir alguna vez, ir a conquistar la tierra de Shinhár (región Babilonia) o la tierra de
Ashúr (Asiria), o cualquier otra y asentarse ahí, estarán violando el precepto de Adonai... yen
este texto, hemos sido ordenados a cumplir con esta mitsváh, que es un precepto por comisión
- como ya se dijo - Además esta mitsváh es mencionada en numerosos pasajes de la Toráh.
(Deuteronomio 1:8, 1:21,1:25).
Rashi interpretó el versículo en forma distinta...pero nuestro comentario es el esencial”.
(Rambán).
Podemos resumir la divergencia entre los des comentaristas diciendo que, según Rashi, la
mitsváh consiste "en desterrar a los habitantes del país”, mientras que la expresión “os
asentaréis” es solamente una promesa. Para Rambán, la mitsváh es «y os asentaréis en ella”,
siendo “desterrar a los habitantes” un requisito para poder vivir acorde a la Toráh sin imitar a
los paganos.
Rabbi jaím Ben-Hattár, autor del libro “Or Ha-Jaím”, comentando el versículo 55: “...y os
hostigarán a vosotros en la tierra en la cual vosotros habitáis”, interpreta: Pues ellos, los
adversarios, no solamente se van a posesionar de las comarcas que no habéis ocupado, sino
que os van a hostigar también, por las tierras donde estáis asentados y os van a decir:
“Levantáos e idos”
Este comentario, escrito en el Siglo XVI, resume en palabras casi proféticas, el conflicto actual
entre nuestro Estado de Israel y los grupos árabes, que no quieren admitir ni reconocer nuestra
existencia. Las naciones del mundo deberían - en nombre de su conciencia - reparar de alguna
manera su culpa por las persecuciones y el sufrimiento que nos han originado a través de
centurias.
Por otra parte, es el pueblo judío quien tiene que asumir su destino histórico y revivir esta
mitsváh conocida en la Halajáh como מצוות ישוב ארץ ישראל “mitsvát ishuv erets Israel” - el
precepto de asentarse definitivamente en la tierra de Israel y poblarla-.
Números 33 Versículo 54
Véase Números 26:52 y s.s. y nuestros amplios comentarios.
Números 33 Versículo 55
Estas palabras de Moshéh serán repetidas más tarde por Iehoshúah, ante la inminencia de su
desaparición.
Por su parte, casi todo el libro de Shofetim - Jueces - demuestra fehacientemente la veracidad
de estas aseveraciones.
Números 33 Versículo 56
Estas palabras están explicitadas en Levítico 18:28: “Para que no os vomite la tierra a vosotros
- al impurificar vosotros - como ha vomitado a la nación que os precedió”.