El capítulo anterior había finalizado con el versículo que decía: Y de los Leviim, algunos habitaban en Yehudá y otros en Biniamín; nuestro capítulo comienza especificando cómo estaban divididos, quiénes habitaban en Yehudá y quiénes en Biniamín.

El comentarista Daat Mikra dice que este capítulo puede dividirse en 7 temas:

1. Listado de los Cohanim en época de Zerubabel (versículos 1 al 7)

2. Las funciones de los Leviim (versículos 8 y 9)

3. Genealogía de los sumos sacerdotes (versículos 10 y 11)

4. Los jefes de los Cohanim en época de Yehoiaquim, el sumo sacerdote (versículos 12 al 21)

5. Los jefes de los Leviim (versículos 22 al 26)

6. La inauguración de la ciudad de Jerusalem (versículos 27 al 43)

7. Edictos que impuso Nejemiá (versículos 44 al 47)

que subieron con Zerubabel se refiere a la segunda ola de judíos que volvieron de Babel hacia Jerusalem. Está relatado en Ezra 2:36-39 y en Nejemiá 7:39-42.

Daat Mikra señala que, si bien allí se relatan solamente 4 familias de cohanim, luego de la inauguración del Templo estas 4 familias se dividen en 22 padres de familia.

Ieshúa Rashí dice que se refiere al sumo sacerdote, que junto con Zerubabel encabezaron el grupo de los que retornaron a Jerusalem desde Babel.

El comentarista Malvim, dice que todos los que fueron citados aquí, son los que firmaron la declaración que figura en el capítulo 10.

Daat Mikra dice que estos nombres figuran un poco distintos en el capítulo 10 pero se refieren a las mismas personas: Shebaniá, Jarim y Meraiot.

Daat Mikra dice que estos nombres figuran un poco distintos en el capítulo 10, y más adelante en el versículo 17 de este capítulo, pero se refieren a las mismas personas: Ovadiá Guinton y Abiá

Daat Mikra dice que estos nombres figuran un poco distintos en el capítulo 10 y en el versículo 17 de este capítulo pero se refieren a las mismas personas: Miniamin, Maadaiá y Bilgai

En Ezra nos relata en el capítulo 8 versículo 33 Ezra le entregó a Noadaiá hijo Binúi la plata y el oro que trajo para la casa de Dios.

A partir de aquí comienza a enumerar la genealogía de los sumos sacerdotes.

Daat Mikra, explica que Iehúa hijo de Iotzadak, regreso de Babel junto con Zerubabel tal como relata en Ezra 2:2, y junto a Zerubabel los dos fueron los líderes en esa época. El resto de su genealogía es citada en el libro de Crónicas I 5:29-41)

Ralbag dice que todos los que son nombrados en este versículo fueron sumos sacerdotes que ejercieron uno después del otro.

Daat Mikra sostiene que aparentemente Ioyiadá no sirvió como sumo sacerdote durante los días de Nejemiá.

Iadúa fue desplazado de su puesto por Nejemiá (ver 13:28) y reemplazado por Yojanán hijo de Eliashib. En total hay seis generaciones nombradas aquí desde Ieshua hasta Iadúa.

A partir de aquí comienza a enumerar los jefes de los sacerdotes en los días de Ioiaquim.

Si bien anteriormente desde los versículos en 1 a 7 ya había mencionado quienes eran los encargados de cada guardia de los cohanim, ahora va a mencionar quienes eran los jefes de cada familia.

Daat Mikra explica que cuando dice: jefes de casas paternas fueron: de Sheraiá, Meraiá se refiere que de la casa de Shemaiá el jefe de la casa paterna fue Meraiá, y así con el resto de las casas paternas; menciona primero la familia y luego quién era el jefe de esa familia.

El comentarista Ralbag enumera todos aquellos nombres que anteriormente figuran distinto, pero se refieren a las mismas personas.

Daat Mikra dice que estos nombres figuran un poco distintos en el versículo 3 de este capítulo, pero se refieren a las mismas personas; allí Jarim fue llamado: Rejum y Meraiot fue llamado Meremot.

Daat Mikra, opina que Iddo, posiblemente era el antecesor del profeta Zejariá, quien vivió en época de Darío.

Guinetón Daat Mikra dice que en el versículo 4 de este capítulo, fue llamado: Guinetoi

A partir de aquí comienza a enumerar los jefes de los Leviim.

El comentarista Metzudat David explica que la lista que va a enumerar a partir de este versículo, se refiere a los Leviim que estaban en tiempos de Eliashib, sumo sacerdote, y también en tiempos en que fueron sumos sacerdotes Ioiada, Iohanán y Iadúa. Todos estos fueron designados por el imperio persa, a pesar de que muchos de ellos no eran dignos de ocupar esos puestos.

No obstante, Daat Mikra, sostiene que se trata de que fueron inscriptos todos los sacerdotes en el libro de las crónicas del rey Darío el persa.

Malvim señala que desde la época de Ioiaquim los jefes de los cohanim han cambiado, no así los jefes de los Leviim. Eso se debe a que éstos últimos no habían retornado con Zerubabel, sino que los Leviim regresaron a la tierra de Israel en época de Ezra, es por eso que no hubo cambios en la estructura jerárquica de ellos, pues no pasó tanto tiempo.

El comentarista Metzudat David dice que fueron inscriptos allí para que quede como remembranza., no obstante, esto fue solamente hasta la época de Iojanán.

Daat Mikra, resalta que ha habido pocos cambios entre los Leviim desde los días Ieshúa hasta los días Ioiaquim.

según lo prescrito por David, Pues fue él quien estableció las alabanzas y el orden en que debían ser dichas por los Leviim.

David, hombre de Dios Así fue denominado David en Crónicas II 8:14 y en Shemuel I 16:16 y se refiere a la inspiración Divina que poseía David (Ruaj Hakodesh)

guardia por guardia Cada grupo y grupo en que fueron divididos eran exactamente iguales, ninguno era superior o inferior al otro.

Daat Mikra, dice que estos fueron los porteros y guardianes los cuales cuidaban según sus guardias estipuladas

junto a las puertas se refiere no solo a las puertas de ingreso al santuario, sino también a las puertas de acceso a los distintos despachos del santuario, como así también el ingreso a la sala del tesoro del Templo.

Rashí dice que se refiere a que estos fueron los que sirvieron como porteros del Templo.

Con esto finaliza la lista de los Cohanim y Leviim que comenzó en el versículo 12

Daat Mikra dice que este versículo es la continuación de los capítulos 7 y 9.

Aparentemente la inauguración de la muralla ocurrió durante el mes hebreo de Tishre (Setiembre – Octubre) cercano a la fecha en que fue acabada la reconstrucción de la muralla, que fue el día 25 de Elul, durante el primer año que Nejemiá llegó a Jerusalem.

buscaron a los Leviim de todos sus lugares para traerlos a Jerusalem pues ellos eran los encargados oficiales del coro y la orquesta en el Templo y Nejemiá quería que la inauguración fuera algo oficial y grandioso.

Por ser que los límites de la ciudad de Jerusalem fueron extendidos con la reconstrucción de la muralla, se hizo necesario consagrar los nuevos espacios agregados, pues hay muchos mandamientos que tienen que ver con los límites de la ciudad, por ejemplo, que ciertas ofrendas pueden ser comidas dentro de los límites de la ciudad, pero no fuera de ella. 

Cuando dice la planicie se refiere a la zona de Yerijó. Se reunieron los de Jerusalem y los de alrededores de Jerusalem.

de las aldeas de Netofat Todas aquellas poblaciones que se encontraban diseminadas en la zona de Nefota, que quedaba en Yehudá, cercano a Beth Lejem.

Daat Mikra, dice que aparentemente se refiere a Guilgal que estaba cerca de Yerijó.

Gueba se refiere a la aldea que estaba en el territorio de Biniamín, en donde tuvo lugar el triste episodio relatado al final del libro de Shofetim, de la concubina y la guerra de las demás tribus contra la tribu de Biniamín.

Primero se purificaban ellos y luego podían ayudar a purificar a los demás.

No es que ellos eran los que purificaban a cada uno y uno, sino que les enseñaban a las personas cómo purificarse y qué tener en cuenta para que puedan purificarse ellos mismos.

Pues no podían ingresar en estado de impureza a la explanada del Templo ni traer ofrendas, tal como dice en la Tora Vaikrá capítulo 11 al 14.

las puertas y la muralla se refiere a las nuevas puertas que agregaron en la muralla.

Acorde a la opinión de todos los comentaristas, el que está hablando en primera persona a partir de este versículo es Nejemiá. Y les ordena a los jefes de las tribus de Yehudá y a los de Biniamín a subir a la muralla de Jerusalem. De aquí podemos deducir que el ancho de la muralla era bastante amplio, no se trataba de una muralla angosta.

Acorde a la opinión de Daat Mikra, el lugar por donde subieron a la muralla era en la parte sudoeste de la muralla y de allí se dividieron en dos columnas para circunvalar toda la muralla, una marchó desde allí hacia la derecha y la otra hacia la izquierda.

y junté dos grandes ofrendas “Toda” el proceso para consagrar las partes nuevas de la ciudad consistía en traer una ofrenda especial “Toda”, que acorde a los comentaristas se trataba de panes especiales. Y los dividió en dos, con ellos fueron recorriendo los límites de la ciudad por sobre las murallas, una mitad por un lado y la otra hacia el otro lado, de forma tal que se unirían después, de esa forma se completaría la circunvalación y se unirían las dos columnas con la ofrenda, y de esa forma la ciudad se consideraría unida toda.

Rashí opina que los que marchaban sobre las murallas eran los jefes del pueblo, el sanedrín, los cohanim y los leviim, tal como está especificado en el tratado Shevuot del Talmud, sobre la forma en que se debe consagrar una ciudad.

Daat Mikra, sugiere que Oshaiá era probablemente el nieto de Zerubabel,

Estos eran los nombres de los jefes de los Cohanim. Daat Mikra, dice que, en cada columna, detrás de la ofrenda marchaban 7 jefes de los Cohanim.

Tal como estipula la Tora en Bamidbar 10:10, en los días de fiestas y alegrías, los cohanim debían tocar las trompetas.

Zajariá era el jefe de los cantores Leviim.

Se refiere al resto de los cantores Leviim.

con los instrumentos musicales de David, hombre de Dios Los instrumentos que el rey David había estipulado tal como lo vemos en los salmos 34 Load al Eterno con la lira. Con el arpa de diez cuerdas cantad a Él o en salmos 92 con el arpa de diez cuerdas, con el armonioso son de la lira, o en salmos 150 Alabadle con el arpa y la lira. Alabadle con pandereta y danza. Alabadle con flautas e instrumento. Alabadle con címbalos resonantes. Alabadle con címbalos de júbilo.

hombre de Dios Tal como dijimos antes, en el versículo 24, así fue denominado David en Crónicas II 8:14 y en Shemuel I 16:16 y se refiere a la inspiración Divina que poseía David (Ruaj Hakodesh)

Además de los Cohanim, Leviim y los jefes de Yehudá y de Biniamín, que ya estaban caminando sobre las murallas, tal como lo mencionó en el versículo 31, en ese lugar de la muralla se sumaron más gente, aparentemente la puerta de la Fuente era un lugar en donde la muralla era más ancha y más fácil de subir desde la parte interior de la ciudad, acorde a la opinión de Daat Mikra, se encontraba en la parte este de la muralla.

En una de las columnas marchaba Ezra a la cabeza, tal como lo dijo antes en el versículo 36. En la otra columna que se dirigía hacia el otro lado de la muralla, Nejemiá marchaba a la cabeza, de esta forma, los dos líderes del pueblo: Ezra y Nejemiá eran los que encabezaban esta procesión para santificar los nuevos límites de la ciudad de Jerusalem.

La puerta de Efraim quedaba en la parte noroeste de la ciudad.

La puerta vieja, acorde a la opinión de Daat Mikra, era la que había construido el rey Shelomó y que junto con la puerta de los Peces estaban en el lado norte de la ciudad.

La puerta del ganado estaba en el extremo más noreste, de esta forma, había circunvalado toda la parte de la explanada del Templo, hasta llegar a la parte sur del monte del Templo, que era en donde estaba la puerta de la Guardia.

Se detuvieron en ese punto, porque allí fue en donde se unificaron las dos columnas que salieron a circunvalar la ciudad de Jerusalem para consagrarla.

Por ser que era un momento sublime de alegría, entonces los Cohanim hicieron sonar estrepitosamente las trompetas, tal como estipula la Tora en Bamidbar 10:10, en los días de fiestas y alegrías, los cohanim debían tocar las trompetas; entonces el júbilo fue muy grande, pues la ciudad estaba consagrada y unificada.

Además de los Cohanim, los Leviim se sumaron a este festejo entonando los salmos de David con dulces melodías y armonizando el coro de sus voces junto a los instrumentos musicales. No se trataba de meras melodías, sino también que iban acompañadas por palabras cuyo contenido hacían elevar e inspirar al pueblo, tal como dijo en el versículo 24: para alabar y dar gracias, según lo prescrito por David, hombre de Dios.

En el día que se inauguraron las murallas hicieron grandes ofrendas. Entre los comentaristas hay quienes opinan que cuando dice: grandes ofrendas se refiere a la cantidad, una gran cantidad de ofrendas (Metzudat David), y hay otros (Malvim) que sostienen que se refiere a que eran animales de gran tamaño, no eran pequeños…

En este versículo se recalca mucho el tema del regocijo, el comentarista Malvim, señala que no se trataba de un regocijo o alegría producto de un deleite físico, como un buen banquete, o un buen vino o algún otro placer corporal; sino que se trataba de un regocijo espiritual, es por eso que dice: porque Dios los regocijó Cada cual acorde a su nivel, hombres y mujeres, sabios y campesinos, ancianos y niños, todos experimentaron, cada cual a su nivel, una profunda sensación de espiritualidad y cercanía a Dios que los hacia regocijarse plenamente.

Luego que la muralla fue inaugurada, se pusieron en sus puestos a los guardias. En todas las puertas importantes en donde se guardaban los tesoros del Templo, los diezmos que traía el pueblo para los Cohanim y Leviim, las primicias, etc.

De esta forma, tal como dice en la Tora, cuando el pueblo estaba en alegría y festejaba, no debían olvidarse de los Cohanim y Leviim, de las viudas y de los huérfanos, y debían compartir con ellos su alegría.

Pues Yehudá se regocijaba por los Cohanim y Leviim que servían Por otro lado, explica el comentarista Metzudat David, que al ver que los Cohanim y los Leviim en sus puestos y asumiendo sus funciones, el pueblo se regocijó con la puesta en marcha del Templo y el servicio Divino e inmediatamente asumió la manutención de los que allí servían, para que de esa manera no les falte nada y no deban interrumpir su sagrada labor.

Ellos realizaban todas las tareas que Dios había estipulado: las ofrendas, el incienso, el pan de la proposición, el encendido de la menora; todos ellos eran realizado por los Cohanim.

lo concerniente a la purificación, cuidar que no entre nadie impuro al Templo y velar que todo se conserve en su estado de pureza con los cantores y los porteros estas tareas eran realizadas por los Leviim.

Todo según los establecido desde antaño, en los tiempos del rey David y de su hijo Shelomó.

Tal como se había establecido desde el primer Templo, no cambiaron nada en el segundo Templo, sino que mantuvieron el rito tal cual como se hacía desde los tiempos de David y Asaf que era de los Leviim, así lo hicieron los hijos de sus hijos.

Tanto Zerubabel como Nejemiá fueron los gobernadores de Jerusalem, designados por los reyes de Persia y durante todos sus días se procuraba que a nadie le falte su porción de alimento que le correspondía, ya sea por parte del pueblo a los Leviim, como así también de los Leviim a los Cohanim.

Cada día y en su momento le era entregado, no se retrasaban ni se adelantaban, de esta manera tanto los Leviim como los Cohanim podían dedicarse plenamente al servicio Divino sin tener que preocuparse o interrumpir sus labores por su manutención y la de su familia.