En el libro de Nejemiá es la primera vez que los meses son mencionados por nombre, (el idioma hebreo adoptó los nombres arameos con que los babilónicos denominaban a los meses) hasta ahora siempre fueron llamados acorde a su orden: primer mes, segundo mes tercer mes, etc.

El comentarista Malvim dice que el motivo por el cual nos dice que corría el mes de Nisán, es para resaltarnos que Nejemiá había partido de Balbel hacia Jerusalem en el mismo mes que Ezra, aunque unos 12 años más tarde. Además, por lo que dice en el versículo 6:15 podemos deducir que llegó a Jerusalem tres meses después, en el mes de Av, exactamente igual que Ezra.

El motivo por el cual detalla que el vino ya estaba delante del rey, acorde a la opinión de Daat Mikra, es para denotar que era un banquete especial del rey, es por eso que el vino era puesto delante del rey.

tomé el vino y se lo di al rey Rashí explica que el rey estaba en presencia de otros súbditos, quienes le habían traído vino al rey como tributo, es por eso que Nejemiá, que era el encargado de las bebidas del rey, es el que debe entregárselo al rey en una copa.

Yo nunca había estado triste en su presencia, En la antigüedad era considerado una ofensa estar ante el rey con mal semblante, es por eso que destaca este detalle.

Tal vez el motivo por el cual el rostro de Nejemiá estaba demacrado, se debía al ayuno al que estaba sumido, y a la angustia que le causó saber el estado de desolación en que estaba la ciudad de Jerusalem, tal como dijo en el capítulo anterior.

El rey notó inmediatamente que la expresión del rostro de Nejemiá no era la de siempre e inmediatamente descarta la excusa de que tal vez se debe a que estaba enfermo. Esto dejaba a Nejemiá sin justificación.

Ante esta situación, podría ocurrir que el rey se enoje mucho por la actitud de Nejemiá, pues normalmente se trataba de que el rey esté siempre ante las más óptimas condiciones, por lo tanto, un sirviente que esté ante él con mala cara, podría disgustar mucho al monarca y ordenar que no se presente nunca más ante el rey, que sea destituido ese sirviente y hasta castigado. Es por eso que en un principio Nejemiá teme mucho que el rey se enfade con él.

Es probable que todo esto lo haya montado con la ayuda de Dios Nejemiá, tal vez la actitud de la reina Esther, lo haya inspirado, pues ella, anteriormente con el rey Ajashverosh, a pesar de ser consciente del peligro al que se exponía al presentarse al rey de manera no debida para pedir por su pueblo, hace ayuno y se presenta ante el monarca, tomando el riesgo de ser castigada.

Nejemiá, sabía que, en su condición de sirviente, no podía entablar un diálogo con el rey, ni dirigirse a él, por iniciativa propia. Es por eso que, astutamente, busca la manera de despertar la atención del rey y que él quiera indagar y ver la manera de ayudarlo. Y Dios hace que el monarca no se enfade, y que Nejemiá halle gracia a sus ojos.

De esta manera el emperador, tal vez para agradar a la reina que estaba presente, desea realizar un gesto de grandeza y altruismo ante ella, entonces se muestra sensible ante la angustia y pesar de Nejemiá, demostrando el monarca, ser muy observador y perspicaz, sabiendo sin que Nejemiá diga una sola palabra, que estaba sumido en gran pena, y como emperador bondadoso desea hacer un acto de bondad y trata de quitar su pena, concediéndole sus pedidos.

Nejemiá no niega que su rostro está decaído, es consciente de que el rey le ha mostrado favor y toma valor para hablar ante el monarca y expresar su dolor de una manera que el emperador se sienta sensibilizado y quiera apoyar su pedido.

Es posible que sus padres no estuvieran enterrados allí, pero de seguro sus ancestros, los que vivieron antes del exilio, seguramente estarían enterrados allí.

El comentarista Malvim, sostiene que el lugar en donde estaban enterrados sus antepasados, era un lugar importante y sagrado para los persas, es por eso que Nejemiá utiliza este argumento.

El rey interpreta inmediatamente el sentimiento que Nejemiá trató de transmitirle y no permanece indiferente, es por eso que le responde parecido a lo que le dijo Ajashverosh a Esther: “¿Cuál es tu pedido?”

Malvim dice que el rey quiere saber qué es lo que pretende Nejemiá:

1.     que reconstruyan las sepulturas que seguramente se harán destruido con la guerra y el tiempo, o

2.     que se reconstruya toda la ciudad.

Entonces oré al Dios del cielo Antes de responder al rey, Nejemiá, eleva una plegaria silenciosa a Dios, para que ilumine sus labios y pueda decir las palabras precisas. Sabe perfectamente que de ese corto diálogo pueden originarse varias cosas importantes, buenas o no. Nejemiá, no se vanagloria con sus logros, sino que los atribuye a Dios.

El comentarista Abraham Ibn Ezra sostiene que no se trata de que en ese mismo momento oró a Dios, sino que hace referencia a lo que había hecho anteriormente, cuando pidió al final del capítulo anterior que Dios le haga hallar gracia ante el rey.

Nejemiá le deja en claro al rey que la ciudad en donde están las sepulturas de sus ancestros es en Jerusalem de Yehudá, y lo segundo que hace es decirle que su deseo no es reconstruir solamente los sepulcros, sino toda la ciudad. De esta forma, logra reducir en una sola frase dos grandes pedidos:

1.     Que el rey acceda a reconstruir la ciudad de Jerusalem

2.     Que lo nombre a él encargado de esa obra.

Tal como dijimos en el versículo 2, seguramente Nejemiá escogió un momento apropiado para hacer su planteo al rey, y consideró que el momento en que esté junto a la reina, en una cena íntima y tranquila, podría ser más propicio para que el monarca quiera hacer alarde de sus buenas cualidades obrando algún acto de bien y mostrarse misericordioso, es por eso que el texto, recalca en medio de la frase el hecho que la reina estaba frente al emperador cuando éste habló, como queriendo decir que habló para que ella escuche.

¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?  Vemos que, si bien el rey lo autoriza a ir, no obstante, quiere que regrese a Persia y que no se quede allí.

O tal vez, el hecho de argumentar Nejemiá que quería arreglar las sepulturas de sus ancestros, el rey comprendió que no era la intención de Nejemiá instalarse allí, es por eso que le pregunta cuanto tiempo le tomará esa tarea.

El comentarista Malvim, citando a los sabios del Talmud, sostiene que probablemente este rey sea el hijo de Ajashverosh y Esther, por lo tanto, cuando dice que la reina estaba con él, hace alusión a Esther, y ella ayudó a que el rey acepte reconstruir la ciudad de Jerusalem, o tal vez el rey no pudo negarse a este pedido delante de su madre, sabiendo lo importante que era esa ciudad para su madre.

Nejemiá, no se dejó encandilar por la respuesta afirmativa del rey y el éxito de su estrategia, sino que inmediatamente le pide al rey que ponga en práctica su decisión.

Nejemiá era consciente que su propuesta tendría muchos opositores, ya sea dentro del reino como en los pueblos que se habían instalado en Jerusalem cuando los judíos fueron exiliados. Es por eso que decide aprovechar ese momento de voluntad Divina en donde el rey le otorgaba su gracia para que lleve adelante sus planes, cosa que no había hecho ni el mismo Ciro, ni la anterior misión de Ezra.

para que me dejen pasar hasta que llegue a Yehudá Una suerte de salvoconducto, como si fueran credenciales diplomáticas en donde los gobernadores del imperio se ocuparían de brindarle protección y seguridad.

De esta forma, al ver que contaba con el total apoyo del rey y que todos los gobernadores habían sido puestos al servicio de esta causa, comprometidos con la protección y seguridad de Nejemiá, entonces todos aquellos pueblos que se habían instalado en Yehudá luego de que el pueblo de Israel fuera exiliado, no se atreverían a enfrentarse a Nejemiá.

A diferencia de Ezra, que fue enviado como jefe de un contingente grande de personas que iban a instalarse en Jerusalem, Nejemiá solicita protección, pues él fue enviado como diplomático del rey, iría probablemente con un puñado muy reducido de hombres, por lo tanto, precisarían protección pues serán un blanco fácil de los delincuentes y asaltantes del camino.

Como vemos, Nejemiá ya tenía todo pensado, no es que fue algo espontáneo producto de una conversación informal con el rey, sino que ya tenía ideado qué contestar y qué precisaría pedir, en caso de que el monarca responda afirmativamente a su pedido.

las vigas de los portones de la ciudad del Templo Si bien el templo ya había sido construido, la explanada y los portones de acceso estaban destruidos aun, como así también la muralla de la ciudad.

y para la casa a la cual iré No dice: “para mi casa”, pues lo normal, es que el delegado del monarca iba a una residencia que pertenecía al rey, como si fuera una especie de embajada que pertenece al imperio y que el gobernante designado para esa zona puede utilizar.

el guarda del bosque del rey era el encargado de manejar y administrar las riquezas de los bosques, su madera, sus animales y sus frutos.

porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí Haciendo que el rey acceda a conceder lo que pidió.

Al ser Nejemiá un enviado político del rey, el emperador consideró apropiado enviarle por un lado oficiales del ejército para brindarle protección, y, por otro lado, hombres a caballo como si fuera una guardia o escolta de honor, que marcha delante de un ministro del rey.

No debemos olvidarnos que, Nejemiá, desempeñaba un rol de mucha confianza para el rey pues tal como dijo al final del capítulo 1: Era yo el que daba de beber al rey, por lo tanto, era una de las personas allegadas al emperador, que gozaba de su plena confianza y parte del séquito del rey, por lo tanto, tenía el estatus de ministro del rey.

Entre los comentaristas, hay quienes sostienen que los oficiales del ejército que envió el rey, fue para que lo acompañen a Nejemiá hasta que llegue donde estaban los gobernadores de más allá del río, pues a partir de allí, ellos serían los responsables de proveerle protección, pero hasta que llegue a ellos, el rey designó a soldados para que lo acompañen y protejan.

Tal como antes mencionamos, una vez que los judíos fueron exiliados a Babilonia, sus tierras y ciudades fueron inmediatamente tomada por todo tipo de pueblos de las inmediaciones, los cuales se apoderaron de ellas. Cuando el pueblo judío regresa con la orden de Ciro, esos pueblos no tuvieron más remedio que aceptar el edicto del rey y cederles todas aquellas posesiones que los judíos demandaron. No obstante, no lo hacían de buena gana, y constantemente buscaban la manera de poder derogar el edicto del rey y que los judíos no sean autorizados a volver a sus ciudades, es por eso que, tal como vimos en el libro de Ezra, los enemigos de Israel enviaban constantemente al imperio persa, cartas acusadoras contra los judíos y llenas de falacias e injurias, para que el rey se retracte de su edicto.

Sanbalat de Jorón es citado nuevamente al final del libro en 13:28. En ese versículo nos relata que Sanbalat era el suegro de uno de los hijos del sumo sacerdote judío. De ahí podemos ver hasta qué punto estaban asimilados los judíos, y, por otro lado, nos ayuda a entender el motivo por el cual Nejemiá no quiso contarles nada a de sus planes, tal como dice en el versículo 16: ni tampoco se lo había hecho saber todavía a los judíos, ni a los sacerdotes.

Tanto Bet Jorón, de donde era Sanbalat, como Tobiá de Amón, eran ambos los jefes de los pueblos de alrededor de Israel, es por eso que ambicionaban esas tierras para ellos.

Tal como podemos deducir de lo que dice más adelante en el versículo 6:15, el viaje fue largo, le llevó varios meses, si bien podría haberlo hecho en menos tiempo, lo más probable es que al ser Nejemiá una de las personas allegadas al emperador y parte del séquito del rey, y poseía el estatus de ministro del rey, todo lugar a donde llegaba era agasajado y retenido algunos días.

Además, lo más probable es que Nejemiá haya tratado de coordinar para que su viaje coincida como el de Ezra, que salió en Nisán y llegó en el mes de Av.

Nejemiá no perdió el tiempo y apenas reposó (los sabios del Talmud dicen que una persona precisa como mínimo 3 días para reponerse de un viaje largo) e inmediatamente comienza con su misión.

El motivo por el cual Nejemiá decide llevar a cabo la inspección de las murallas de noche es para que nadie lo note. Él era consciente que si los enemigos se enteraban de sus planes para reconstruir las murallas de Jerusalem se le pondrían en contra, convenciendo a los judíos para que no lo apoyen, además tal como vimos en el libro de Ezra, los enemigos de Israel enviaban constantemente al imperio persa, cartas acusadoras contra los judíos y llenas de falacias e injurias, para que el rey detenga las obras. Es por eso que Nejemiá primero quiere ir a observar las murallas y ver en el estado en que se encuentran, y para que nadie note que está analizando el estado de las murallas, decide hacerlo de noche, para que nadie lo vea.

Evita llevar a mucha gente con él, a pesar de que es peligroso deambular en la noche, por el peligro, no solo de los animales, sino de asaltantes y ladrones, es por eso que lleva solo un puñado de hombres para defenderse, pero por otro lado no lleva caballos, para así evitar el ruido que estos ocasionarían.

Nejemiá quería tener todos los datos para cuando proponga la idea de reconstruir las murallas, de esta forma, él ya sabría dónde y cómo había que hacer la obra, así no podía ser tomado por un ingenuo u osado al proponer ese proyecto ante los judíos, al contrario, podría demostrarles que conoce perfectamente la magnitud de la obra y cómo llevarla a cabo.

Nejemiá, era decidido y concreto, ya al tercer día de haber llegado, tenía la estrategia y los datos necesarios, además actúa con sagacidad, sabe que si va a hablar demasiado no tendrá éxito.

El motivo por el cual solamente él va montado, es para poder recorrer las murallas de un lado a otro, antes de que amanezca, los hombres que lo acompañan, son para protegerlo, es por eso que tal vez ellos se quedaban apostados a una distancia prudente en donde pudieran ver a Nejemiá y defenderlo en caso de que sea necesario, mientras éste iba y venía analizando la muralla.

Acorde a la opinión de Daat Mikra, probablemente Nejemiá vivía cerca de esa puerta, es por eso que decide comenzar por allí. Esta puerta está cerca de donde hoy en día está la puerta de Yaffo. Aparentemente, allí cerca del valle de Guei Inom había una fuente natural de agua, hay quienes sostienen que se encontraba cerca del arroyo Kidrón.

inspeccionando las murallas de Jerusalem que estaban derribadas Hay comentaristas, como Rashí, que sostienen que el mismo Nejemiá y sus hombres, derribaron parte de la muralla, como estrategia para convencer a los judíos que los enemigos están aprovechando y abriendo nuevas brechas en la muralla.

Otros comentaristas, como Malvim y Ralbag, sostienen que lo que Nejemiá hacía, no era romper las murallas, sino comprobar la resistencia del muro, para ver si se podría dejar y construir solamente las brechas que estaban abiertas y utilizar lo que había quedado en pie, o si estaba demasiado endeble y convendría construir todo de nuevo.

Nejemiá continuó su inspección hacia el sur, hacia donde estaba el estanque del rey, y que se llamaba así, pues de allí se tomaba agua para todas las necesidades del rey. Aun hasta hoy en día se puede visitar este estanque de agua.

no había lugar para que pasara mi caballo Hay quienes sostienen que el motivo por el cual no pudo pasar el caballo es porque era muy angosto el pasaje entre las piedras, o era muy empinado para el caballo. Hay otros que opinan a que el suelo estaba muy enlodado, lo que impedía al caballo poder pasar por allí.

Se refiere al arroyo Kidrón que queda al sudeste de la ciudad, justo entre la ciudad de Jerusalem y el monte de los Olivos.

Nejemiá no circunvaló la ciudad, sino que recorrió solo el lado sudeste de la muralla y regreso por el mismo lado que había ido. Tal vez el otro lado de la muralla estaba en buen estado.

El motivo por el cual repite dos veces la palabra: regresé, es porque uno hace alusión a que regresó a la misma puerta por la que salió y la segunda vez que utiliza el término regresé es para referirse que regresó a su casa.

Nejemiá, hasta ese momento, no hizo saber a nadie lo que hizo, ni a los altos oficiales del reino persa, como así tampoco a las distintas castas del pueblo judío, a nadie le había dicho su objetivo por el cual había venido.

Al otro día, Nejemiá reunió a los dirigentes y les propuso esta gran obra, haciendo hincapié que era una deshonra para ellos que Jerusalem esté en ese estado y no es bueno para ellos habitar en una ciudad con una muralla rota.

Los incentiva a reconstruirla y de esa manera su estigma ante los demás pueblos subirá, pues demostrarían que los judíos están en posesión firme de la ciudad y que les pertenece a ellos. Además, podrán habitar en forma más segura y protegida, para ellos y sus familias.

No obstante, como Nejemiá sabía que los dos argumentos antes citados no serían suficientes para convencerlos de que se embarquen en esa obra, continúa diciéndoles que Dios había bendecido esa iniciativa y había hecho que el rey la apoyara, por lo tanto, no deberían temer de represalias por parte del emperador de Persia ni de las acusaciones y calumnias que sus enemigos solían hacer.

Una vez que escucharon esto de boca de Nejemiá, que era una persona allegada al rey y que tenía el rango de Gobernador designado por el monarca, los judíos no dudaron y apoyaron el proyecto de Nejemiá.

En las palabras de estos jefes enemigos, se vislumbra no solo un tono despectivo y de burla, sino también una intimidación y amenaza de que serían acusados ante el rey por rebelión y desacato al imperio persa. Tal como lo habían hecho anteriormente en Ezra 4:7.

La respuesta de Nejemiá a estos enemigos que se dirigían a él con tono despectivo y amenazante es clara y abundante en argumentos:

1.     Lo primero que les dice es que van a prosperar en su obra porque Dios está con ellos, y que el pueblo de Israel es el pueblo elegido por Dios, ellos son los servidores de Dios y los que hacen Su voluntad.

2.     La ciudad de Jerusalem es la ciudad del santuario y pertenece al pueblo de Israel por ser los servidores de Dios.

3.     En cambio, los demás pueblos

a.     No tienen ninguna parte ni herencia dentro de la ciudad.

b.     Tampoco poseen ningún derecho otorgado por el rey.

c.     Como así tampoco han hecho nada por Jerusalem que marque algún tipo de relación entre ellos y la ciudad.

Tal como señala el comentarista Daat Mikra, Nejemiá, solo responde a los argumentos de burla y desprecio que ellos habían dicho, no obstante, a las amenazas que habían hecho de acusarlos ante el rey, ni siquiera las tuvo en cuenta, pues él sabía que contaba con el apoyo literal que le había otorgado el rey y la orden expresa del monarca para construir la muralla proveyéndole todos los materiales que precise, además de contar con una guardia armada provista por el mismísimo emperador de Persia.